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Embajada de Colombia en Noruega impulsó la biodiversidad, la conservación y búsqueda de paz en Colombia desde Oslo

 

En el centro de Oslo, en el simbólico Centro Nobel de la Paz, se escucharon el 9 de octubre las voces que resonaron con el eco de nuestra selva colombiana. Ante un público diverso entre colombianos y noruegos, la embajadora de Colombia en Noruega, Paola Bernal, presentó a Martin von Hildebrand. etnólogo y antropólogo colombiano, y cinco lideres indígenas de la Amazonia colombiana. La ocasión no podía ser más importante: el lanzamiento en Oslo de la Conferencia de la ONU sobre la Biodiversidad COP16, que hoy inicia y hasta el 1 de noviembre en Cali, ciudad donde Colombia se convierte en epicentro del diálogo global sobre la biodiversidad. 

Bajo el nombre “Voces indígenas de paz con la naturaleza”, el evento tuvo cita en el Centro Nobel, un lugar que rinde homenaje a quienes han sido premiados por su labor en busca de la paz desde distintos contextos y latitudes. Este fue un encuentro único, donde la voz de los pueblos ancestrales de Colombia se escuchó con claridad y urgencia.

A lo largo de la charla, los lideres indígenas, quienes son representantes de gobiernos locales del Amazonas, subrayaron la importancia del conocimiento ancestral para la conservación de la biodiversidad, un mensaje poderoso ante la crisis ambiental que el mundo enfrenta. Para Martin von Hildebrand, defensor durante más de medio siglo de los derechos territoriales indígenas y protector incansable de la selva tropical amazónica de Colombia, el conocimiento de los pueblos nativos es “parte fundamental para proteger la selva”. 

“Es a ellos a quienes debemos mirar para reconectar con la naturaleza”, explicó von Hildebrand, reconocido por su trabajo con múltiples premios internacionales. Además, dijo que necesitamos aprender de ellos para “proteger nuestro planeta”.

De acuerdo con Von Hildebrand, quien además es autor de su más reciente libro de memorias El llamado del jaguar, es esencial sentarse a dialogar y colaborar y explicó que el conocimiento de los pueblos indígenas no se comprende desde una perspectiva “académica”, sino desde una conexión profunda, donde “se vuelven uno solo con la naturaleza”.

En la sala, el sabio Dagoberto, proveniente de la región de Piratana, fue el primero en hablar. Era su primera vez fuera del Amazonas, pero su mensaje fue universal: “Este conocimiento no es solo para quienes viven en el Amazonas, sino para el mundo entero”. Explicó que desde que nacen, ellos trabajan de manera conjunta para “conservar la vida del planeta en el que todos vivimos”. 

Desde la región de Miriti, Antonio Matapi, autoridad indígena, recordó a los presentes que “no somos dueños de la naturaleza, somos parte de ella”. Su mensaje fue un recordatorio de la responsabilidad compartida por todos los seres humanos en la protección del medio ambiente. Cindy Makuna, otra líder indígena de Miriti, expresó su emoción al poder compartir cómo, desde su rincón del mundo, ellos buscan contribuir al bienestar de todos. “Si no empezamos a poner nuestro grano de arena, no tenemos vuelta atrás”, advirtió con serenidad. 

Gonzalo Makuna, de la región de Ataporis, añadió que debe existir un “sistema de conectividad”, entre el ser humano y la naturaleza, una relación de interdependencia en la que ambos se ayudan mutuamente. “Es una responsabilidad de todos”, señaló, haciendo un llamado a la acción conjunta. 

El evento no solo fue una plataforma para los líderes indígenas, sino también un espacio para que Colombia mostrara al mundo la diversidad de su conocimiento ancestral. Franciso von Hildebrand, director de la ONG Gaia Amazonas, destacó la importancia de “poner en conversación diferentes sistemas de conocimiento”, para aportar “nuevas soluciones desde distintas perspectivas”, enfatizando que no hay mejor ejemplo que la diversidad de conocimiento entre los pueblos ancestrales, que nos recuerdan nuestra conexión esencial con la naturaleza.

Noruega, que ha sido un socio estratégico en la protección del Amazonas desde 2008, también estuvo representada por miembros de organizaciones no gubernamentales como Rainforest Foundation Norway. Su director ejecutivo, Tørris Jæger, elogió la participación de los lideres indígenas, reconociendo su papel como “agentes de cambio”. Jæger, explicó que a menudo “idealizamos” a los pueblos indígenas con un “conocimiento primitivo”, pero fallamos en ver que ellos pueden ser “capaces de cambiar su presente y futuro”, en beneficio de ellos y de toda la humanidad. 

Al final del evento, la embajadora Paola Bernal recordó a todos que hacer las paces con la naturaleza es un imperativo global. “El reconocer que el intercambio de conocimiento con la población local y comunidades, es esencial para generar un plan de acción sólido que proteja la diversidad cultural y biodiversidad”, afirmó con determinación. 

Esa tarde, Colombia se destacó en el escenario internacional, no solo como un país megadiverso, sino como una nación que acoge, preserva y eleva el conocimiento ancestral de sus pueblos indígenas. Un país que, a través de sus voces, busca liderar el camino hacia una reconciliación con la naturaleza, inspirando al mundo a escuchar las historias que la selva tiene para contar. 

Como parte del lanzamiento de la COP16, la Embajada de Colombia en Noruega tuvo también como invitado al renombrado biólogo y experto ornitólogo colombiano Diego Calderón, quien ofreció el 10 de octubre una charla inspiradora titulada “Observación de aves con FARC”. 

Con su historia, Calderón no solo compartió su conocimiento sobre la biodiversidad colombiana, sino también su experiencia personal en torno a la reconciliación y la conservación.

Calderón, es también un símbolo de la resiliencia colombiana. En palabras de la embajadora Paola Bernal, “Colombia, el país de la belleza, no es solo una etiqueta sino también una verdad profunda que refleja el espíritu de una nación que ha enfrentado tormentas pero que ha resurgido con fuerza, como el ave Fénix, como Diego Calderón lo hizo”. Esta frase encapsula, la esencia de la charla, en la que se resaltó como la vida de Calderón, marcada por la adversidad, refleja la transformación de una Colombia que encuentra en la biodiversidad y la paz un camino para resurgir. 

Diego Calderón es el fundador de Colombia Birding, una de las primeras empresas de turismo de aves en el país, y protagonista del documental The Birders. Su pasión por las aves lo ha llevado a explorar cada rincón de Colombia, el país con la mayor diversidad de aves en el mundo. Pero su historia tomó un giro inesperado en el 2004, cuando fue secuestrado por el frente 41 de las FARC en la Serranía del Perijá. Durante tres meses en cautiverio, las aves fueron también su refugio, anotando en cajas de cigarrillos los nombres en latín de las especies que pudo avistar. 

Tras la firma del Acuerdo de Paz en 2016, Calderón comenzó a realizar expediciones con excombatientes de las FARC, uniendo a antiguos enemigos en la tarea común de avistar aves. En su charla en el auditorio Klimahuset del Museo de Historia Natural en Oslo, mostró fotografías de estas expediciones, donde las aves se convirtieron en el puente que conectó a dos mundos que, años atrás, habrían sido imposibles de unir. 

Para Calderón, las expediciones llegaron ser su manera de contribuir a la sociedad colombiana y destacó que eligió “liberarse de la carga emocional”, que llenarse de odio y rencor, al contrario, transformar su experiencia en una oportunidad de reconciliación. La historia de Calderón demuestra que al unir a desmovilizados y comunidades locales en torno a la biodiversidad, las aves pueden convertirse en un vehículo para la paz y la conservación ambiental en Colombia. 

Håkan Billing, director de Bird Life Norway, elogió tras la charla la capacidad de Calderón para demostrar que “los pájaros pueden unir a las personas”. Sus palabras reflejan el impacto global del mensaje de reconciliación que Colombia, a través de figuras como Diego Calderón, está llevando al mundo. Un país que no solo destaca por su biodiversidad, sino también por su capacidad de transformar el dolor en acciones de paz, de unir a las personas en torno a un objetivo común: la protección de la naturaleza y la construcción de un futuro en armonía. 

Previo a estos eventos la Embajada de Colombia en Noruega realizó otro importante encuentro titulado “Frailejones, protagonistas del ecosistema de páramos”, el 29 de mayo en el auditorio Klimahuset en Oslo, con la participación de Marcela Fernández Barreneche, activista ambiental colombiana.

Fernández Barreneche, es además fundadora de Cumbres Blancas, ONG comprometida con la protección de los ecosistemas de alta montaña en Colombia, especialmente los glaciares. La organización busca concienciar sobre el impacto del cambio climático en estos ecosistemas frágiles, promoviendo la conservación de los páramos y las cumbres nevadas del país. 

Es así como a través de estos eventos, la Embajada de Colombia en Noruega busca reafirmar la imagen del país ante el mundo como un referente, no solo por su diversidad biológica, sino también por su capacidad de resiliencia, esperanza y reconciliación. 

El objetivo de los proyectos de diplomacia cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores es presentar a Colombia como un país comprometido con la construcción de una paz sostenible, con la protección de su biodiversidad, así como con la promoción de la equidad y diversidad de género y la visualización de su pluralidad étnica y racial.

 

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